lunes, 11 de julio de 2011

POLVO BITS: LA VIDA DESPUES DE LA MUERTE EN EL CIBER ESPACIO

¿Cuando mueres te convierte en tu perfil de Internet? Y ¿qué le sucederá a toda tu data flotando en el ciberespacio? ¿Cómo almacenar tu ciberalma para otorgarle la inmortalidad digital o como borrar aquellos recuerdos que son incómodos fantasmas?

Another one, bits the dust. Si bien no sabemos si nuestro ser permanece después de la muerte, sí sabemos que nuestra información digital queda flotando en el éter del ciberespacio después de que perecemos en cuerpo (y que podría permanecer ahí por mucho tiempo, en una cuasi inmortalidad). Esto inspiró al escritor Don Delillo a decir, un poco en broma, un poco en serio, que “cuando morimos nos convertimos en nuestro perfil de Internet”. Pero si bien generalmente tenemos un testamento y una serie de instrucciones para nuestro entierro y para la distribución de nuestras pertenencias,  son pocos los que piensan en sus lifebits, en qué le sucederá a tu página de Facebook, a tu cuenta de Twitter, a tus correos de Gmail, a tu avatar de Second Life o demás manifestaciones digitales de tu persona. A veces, el no pensar en esto hace inaccesible información importante, más allá de lo meramente anecdótico.

El New York Times tiene un extenso artículo sobre la incipiente industria de la administración de la vida digital después de la muerte. Nuevas ciberempresas que proveen distintos servicios, incluyendo el envío de contraseñas a ejecutores del estado digital o un “incinerador de cuenta” o que incluso crean un avatar con la información de la persona muerta que de alguna form la inmortaliza, hasta otros que envían mensajes periódicos a los seres queridos desde ultratumba. También, que proveen la posibildad de renovar las cuentas digitales que necesitan ser pagadas para que la información siga siendo almacenada en la red.
Un notable ejemplo es el del blogger Mac Tonnies, autor del excelente blog de transhumanismo y ufología Posthuman Blues, quien murió el año pasado a los 34 años. Mac trabajaba en Starbucks, llevando una vida modesta, pero en línea era sumamente activo, agrupando una serie de amigos digitales que a su muerte se manifestaron creando blogs postumos para difundir su trabajo. Por otra parte la cuenta de Flickr de Mac con miles de fotos era premium, por lo cual a su muerte se ha desactivado perdiendo miles de fotos en el limbo digital. Los padres de Mac ni siquiera usaban computadoras antes de su muerte, pero al enterarse de su rica vida digital han empezado a surfear la red e iniciado la lectura completa de su blog con más de 5 años de constantes posts. La familia no podrá ver las fotos de Mac, ya que su cuenta de Flickr premium expiró.

En el caso de su blog, siendo parte de Blogspot, es un servicio gratuito de Google, pero de haber sido hosteado en otro servidor, probablemente ya habría desaparecido.

Además de la importancia que puede tener almacenar la información digital de forma postuma, existe también en muchos casos la noción del manejo de imagen después de la muerte. En el caso de Mac Tonnies, su último blog post se ha convertido en un muro de recuerdos con más de 250 comentarios de amigos  y fans de su trabajo, pero también empieza a ser invadido por spambots, con mensajes vendiendo artículos deportivos u ofreciendo fármacos. En cierta forma el mausoleo digital de Mac está siendo contaminado de la misma forma que una tumba vandalizada, con flores y falos. También, pueden existir casos de personas que no quisieran que a su muerte lo único que los sobreviva sea su Tumblog en el que postean fotos de chicas en bikini o su wall de Facebook con comentarios de personas que apenas conocían, los cuales no pueden ser controlados. En este caso sería útil la incineración digital.

Actualemnte se calcula que cerca de 375 mil usuarios de Facebook mueren cada año. Esta red social ofrece una opción para pedir que un perfil sea cambiado a modo de “memorial” cuando alguien muere. Esto surgió al parecer a partir de que un empleado murió en el 2005, como un modo de recordarlo. El modo “memorial” desactiva algunas funciones y resetea algunos términos de privacidad pero no le da control a sus ejecutores, por lo cual a veces borra datos que no quisieran que fueran borrados o al revés.
De este agregado de data digital que nos constituye en el ciberespacio, surgen teorías filosóficas transhumanistas que consideran que nuestro ser, más que un alma encapsulada en un cuerpo lleno de billones de átomos, es el patrón de información y la red de relaciones que tejemos. En este sentido, en su libro “The Pearly Gates of Cyberspace,” Margaret Wertheims habla de una ciberalma que puede vivir después de que nosotro hayamos muerto en “un constructo tecnológico substituto del espacio cristiano del cielo”.

El proyecto de arte digital post mortem, Mission Eternity, realiza una curaduría de lifebits -imágenes, texto, sonido, etc.- y los almacena en capsulas que son mantenidas por ángeles informáticos que proveen el servicio de almacenamiento. Las capsulas se envían mensajes entre sí e interactuán con el mundo exterior para de esta forma preservar la existencia y mantener un diálogo metafísico más allá de la muerte.

En otro proyecto artístico, el famoso ingeniero informático, Gordon Bell, se ha dado a la tarea, bajo el auspicio de Microsoft, de registrar toda su vida digital. En MyLifeBits se almacenan no sólo todos sus emails, sino todas sus páginas visitadas e historial de búsqueda, y notas escritas en su computadora a través de fotos de pantalla cada treinta segundos. Bell sugiere que el propósito final de la tecnología digital es capurarar “la totalidad de la vida de una persona”.

Para hacer esto posible y administra la información después de la muerte, han surgido una serie de empresas que proveen estos servicios, como The Digital Beyond, Legacy Locker, la suiza DataInheritEntrustet, que busca asociarse con las redes sociales para proveer este servicio de manera interna.

Lifenaut.com tiene un producto que llama MindFile, “una base de datos de reflexiones personales capturadas en video, imagen, audio y documentos que puede ser guardada, buscada y desacargada por amigos”. La información está construida para ser un avatar interactivo “que se vuelve más inteligente a medida que se añade más información”, su slogan es “Eterniza”. Un sitio similar VirtualEternity.com, oferece también un avatar con el siguiente slogan “Queremos darle a nuestros usarios el regalo de la inmortalidad”.

DeathSwitch.com, inspirado en la historia del mismo nombre en el que se imagina un servicio automatizado
que permite a sus usarios enviar mensajes después de que mueren. Los usarios usan el servicio para enviar cuentas de banco, resolver historias de amor o confesar pecados. Con el tiempo el servicio se vuelve tan elaborado que es imposible distinguir a la ficción postmortem de la persona viva. En DeathSwitch.com las cuentas gratuitas tienen la posibilidad de enviar un mensaje sin documentos adjuntos a una persona; con la cuenta premium tienen 30 mensajes hasta a 10 distintos recipientes con videos, fotos y demás archivos adjuntos.

Es cierto que planear los repositorios de nuestra información digital a nuestra muerte puede parecer una nimiedad o un absurdo, puesto que, justamente, estaremos muertos: en teoría sin acceso a esa información o a cualquier cosa que genere. Y, sin embargo, tal vez porque una de las formas en las que no morimos, es, más que en el ciberespacio, a través de los otros, es interesante utilizar este tipo de servicios para crear un legado o ayudar a alguien, no una banalidad estilo inmortalizar mi muro de Facebook o las 50 mil fotos que me tome con mis amigas en la discoteca. Tal vez un mensaje preciso y escogido con una intención clara, poética, ultramarina. Y sobre todo, la reflexión de la vida después de la muerte en el ciberespacio nos hace pensar en la vida actual que se podría también preparar para la vida después de la muerte en el espíritu, una forma de entrenamiento para atravesar una rendija con toda nuestra información armónicamente agrupada en un cuerpo de luz.


EL ENFERMO CRÓNICO EN LA RED


Con las redes sociales, no importan las distancias. Podemos conocernos el alma y entender el dolor del otro”, dice Sarah Porro de Sidoti, una mujer de 76 años que perdió a su marido hace cuatro, y sigue impulsando un montón de actividades para pacientes con la enfermedad de Parkinson y sus familiares. No deja ni una herramienta de Internet sin usar: la asociación civil que preside está en la red Facebook; tiene foros de consultas en una página web (www.acepar.com.ar) y un blog. Además, para comunicarse con pacientes y agrupaciones de otros países, Sarah habla a través de programas gratuitos como Skype y chatea por el Messenger.
“Todos funcionan como complementos de una tarea que llevamos adelante desde el momento en que le diagnosticaron Parkinson a mi marido. En lugar de quedarnos con la angustia de saber que se trata de una enfermedad que aún no tiene cura, decidimos formar un grupo de apoyo, que luego pasó a ser una asociación. Internet nos ayuda con la misión de informar a los pacientes y para que no se sientan solos frente a la enfermedad”, expresa la mujer. Su asociación también hace reuniones presenciales y caminatas.
Ella es parte de una gran movida de los pacientes y los familiares del mundo, que se apoyan en Internet para enfrentar los miedos que se generan a partir del diagnóstico de las enfermedades crónicas, como la diabetes, la EPOC, el Parkinson o el Alzheimer, entre muchas otras. O sirven para seguir los tratamientos.
“El modelo del médico que atiende durante 15 minutos cada tres meses al paciente no durará mucho tiempo más. Hoy, la atención está migrando hacia otro modelo más horizontal y colectivo, en el que los pacientes están aprendiendo a gestionar la enfermedad crónica”, sostiene Daniel Flichtentrei, jefe de contenidos médicos del portal Intramed. Este especialista considera que las redes sociales a través de Internet son ideales para dar a los pacientes el poder que necesitan para sobrellevar enfermedades que pueden durar entre 15 y 80 años. “Hoy, la ciencia sabe mucho sobre qué hacer, pero poco sobre el cómo. Es decir, falla en conseguir que los pacientes adhieran a tratamientos que duran toda la vida”.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres encontró que había 300.000 personas en Facebook que formaban parte de 757 grupos de apoyo o que juntaban fondos para luchar contra enfermedades. Y una encuesta a 2.253 estadounidenses, realizada por Pew Internet, reveló que el 25% de los que tienen enfermedades crónicas usan una red social como Facebook o MySpace. En diferentes latitudes, los pacientes están mucho más activos: se animan a hablar, ayudan a otros, y juntan fuerzas para convivir con la enfermedad.”
Por ValeriaRomán
http://edant.clarin.com/diario/2010/03/28/sociedad/s-02168728.htm
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El uso de las redes sociales en internet basados en el “¿Qué necesitas?” en el que estamos trabajando desde hace tres años es ya una tendencia en franca consolidación.
patientslikeme , fué lanzado hace seis años por tres ingenieros del MIT (Massachussets Technological Institute).
Se trata  de un sitio que anima a los enfermos de enfermedades crónicas a contar sus historias, dar a conocer su historia médica, sus tratamientos, avances y retrocesos.
Todo ello para consolidar una comunidad que los apoya y para que ellos mismos sean una guía  para nuevos integrantes de la red.
Se trata  de cómo seguir viviendo con una enfermedad que los acompañará de por vida.
La esclerosis múltiple, el parkinson, los problenas coronarios, el cáncer  o el sida son las cuatro enfermedades más comunes en la web, seguidos de otros como depresión ó  psoriasis.
¿Cuál es el valor agregado de la red social en este caso?
Simplemente el apoyo social  tal como siempre ha existido : antes el medico de familia estaba ahí para explicar, calmar,  tratar y orientar y además estaban los amigos, la familia, incluso la estabilidad laboral.
Estamos inmersos en un contexto de inestabilidad y de roles vacíos, con médicos que no tienen tiempo ni están entrenados para escuchar y explicar cuál es la mejor estrategia para hacer frente a una  enfermedad crónica o a una enfermedad mental (que requiere de paciencia, motivación y constancia para hacerle frente y mantener la calidad de vida).
La aparición de una alternativa  que “contiene” tanto a los enfermos como a  sus familias,  donde puedan intercambiar opiniones con médicos, investigadores y otros pacientes es una buena manera de acercar  a los enfermos los conocimientos necesarios para controlar y entender  sus patologías  y asegurar un mejor cumplimiento del tratamiento.
Por otra parte , estos sitios ofrecen para el que sepa leerlo, información válida si se quiere  investigar o analizar posibilidades de tratamiento o intervención.
En   “PatientsLikeMe” se exponen un total de 1.300 tratamientos, más de 300 síntomas y posee alrededor de 9.500 miembros.
En nuestro mercado Sanitas acaba de lanzar una 2.0 en esa línea: 
responde.sanitas.
Nuestra experiencia  como psicólogos para esta alternativa: una  red social con valor agregado  para enfermos crónicos y dependientes y sus cuidadores  utilizando  la perspectiva de la
psicologia del usuario para que le sea lo más útil posible,  encuentra justificación en el trabajo de profesionales europeos como
Grégory Ninot quien en la II Jornada R+D+I organizada por TIC salut y Ubifrance, señaló que el 50% de los enfermos crónicos NO llevan a cabo bien su tratamiento, por lo que concluye que  trabajar sobre el cambio de comportamientos para ahorrar y optimizar recursos de salud es una estrategia más que necesaria.
La participación en  redes sociales  virtuales o no son ya un factor predictor de la salud percibida por los propios pacientes.  Las redes sociales (el número de personas que rodean al paciente)  estan tan ligadas como el apoyo social a la salud del paciente crónico,  una amplia red social mejora el estado de los enfermos por encima de aquellos que poseen una red social más limitada, se necesita  una visión bio-psico-social para hacer comunidad….con sentido.-
Bibliografía:
María José Martos Méndez, Carmen Pozo Muñoz, Enrique Alonso Morillejo. “Influencia de las relaciones interpersonales sobre la salud y la conducta de adherencia en una muestra de pacientes crónicos”.
Boletín de Psicología 93 (59-77) 2008
Fuente: SINC

Sharismo & psicología de las redes

Isaac Mao
Mao (Isaac, no Tse Tung) es un blogger y empresario chino que ha sistematizado su pensamiento a partir de algunas ideas:
- El sharismo  está codificado en el genoma humano y se basa en las conclusiones de la neurociencia a partir del estudio del cerebro humano
- Una neurona no es nada si esta sola: su poder reside en la capacidad de transmitir información en red a través del mayor procesador que se pueda imaginar: la sinapsis. Todas las neuronas funcionan a partir de conectar y compartir información
- Es decir que nuestro cerebro acepta intrínsecamente la idea de pensamiento en red. Lo que no es natural es la acción lineal, secuencial.
- Esto influencia directamente el proceso creativo : alli donde exista intención de crear será más facil ser creativo si se fluye con el “proceso de intercambio”, las ideas  no aparecen en forma lineal sino que se agregan y mezclan (el conocido y olvidado “brain storming”(tormenta de ideas))
- A la gente le gusta compartir sus ideas y creaciones pero en una cultura que les dice que proteja sus ideas, esto se pierde y emprobrece el sistema,
- En 1999 había solo unos pocos bloggers y apenas 10 veces más lectores, hoy existen millones de bloggers y de gente que los lee y que dejan comentarios gestando un yacimiento de información que refuerza la red. El cambio reside en pensar ¿quién leerá esto?¿para quién escribo? con una visión no de mercado sino de “beneficio secundario compartido”; el incremento del sharismo propone un cambio de actitud a través de un cambio de valores que transformará a la sociedad.
Las ideas de Mao completan una secuencia que comienza en la revisión de los descubrimientos de la neurociencia respecto a que es necesario hablar de sistema cerebro/mente/cuerpo + el estudio de la RED desde la realidad INTERNET para entender como funciona hoy por hoy la comunicación. Los seres humanos siempre nos hemos comunicado en red, el orden cartesiano que ha llevado a transforma la realidad en grillas explicativas, clasificando personas, grupos, comunidades y forzando su inclusión en marcos de referencia rígidos es ya imposible de sostener.
Es importante empezar a pensar que estar conectados no es igual que estar “enchufados”, que ese enorme flujo de información avanza hacia una “sociedad red”, pero que aún estamos en una fase intermedia hacia un nuevo paradigma.Pensar en red significa generar algo que no existía , es enorme la posibilidad que se abre : gracias a las nuevas tecnologías emergentes, podemos generar mayor conectividad e incrementar el rendimiento de nuestros enlaces sociales ((por ejemplo con el crowfunding).
Desde el psicoanálisis, recuperar la idea de que el  deseo (como proceso creativo) está en la base de la salud mental y relacionarla con esta nueva modalidad del pensamiento en red, nos permite integrar:
- pensamiento lineal
-intuición
- espacio conectivo (que no colectivo)
para entender la historia, personal, familiar, grupal y pensar posibilidades a partir de una combinatoria infinita:
Ej: el cuidador de un enfermo de alzheimer que se relaciona con otras personas como él en las redes sociales, utiliza foursquare para ubicar lo que necesita, usa aplicaciones móviles para estimular a su familiar enfermo, abre un blog para contar su experiencia,  busca información, comienza a entender que abrir ese proyecto que empezó seguramente sin quererlo multiplicó las opciones, generó “casualidades” que aportaron los recursos requeridos  y que el aislamiento ya es menos doloroso ( no desaparece pero es compartido).
Si las organizaciones (sobre todo las de salud) revalorizan el sharismo y el pensamiento creativo en red será más fácil sincronizar los recursos propios y de otros, generando colaboración creativa y restaurando los viejos criterios de red social:, cuanto menos compartes menos poder tienes
En la actual sociedad-en- crisis , optimizar el funcionamiento en red no solo es una forma de reforzar los procesos cognitivos sino también es una estrategia de reforzamiento de la conectividad de la mente con otras mentes dejando lugar al azar, al encuentro inesperado, a la emoción y el sentimiento, a la sintonía no prevista: ¿neuronas espejo? ¿ el deseo  del deseo del otro?.
Utilizaremos la idea del “compartir en red” para pensar alternativas terapéuticas ya sea en lo personal o grupal  y aceptar que no sabremos que surgirá del trabajo compartido.
La clave es  el cambio a través de los lazos entre lo cercano y lo distante, lo parecido y lo distinto, lo nuevo y lo viejo  respetando su potencial de cambio y transformación.El sharismo deberá ser como dice Howard Rheingold una competencia básica.
Es una posibilidad de mejorar la comprensión y la colaboración mutua a través de pensar el ambiente como una fuente de inspiración.
“De las organizaciones verticales aisladas a la acción colectiva de sujetos sociales responsables” Elina Dabas
Referencias
Dabas, Elina: “Redes, el lenguaje de los vícnulos”. Paidós ibérica
Mao, Isaac : “Sharism, a mind revolution”
Rheingold, Howard

Terapia en la red: posibilidades y límites


A pesar de que la psicoterapia online tiene ya casi 10 años de evolución, actualmente asistimos a una explosión de opciones “ciber” que acompañan evidentes cambios en la comunicación.
Las alternativas que ofrece la red son innumerables y no todas viables pero es cierto que desde la psicología clínica y de la salud se valora cada día más lo virtual tanto en lo que se refiere a prevención y promoción de la salud mental como a la posibilidad de acceder a un apoyo terapéutico cualificado.
Ventajas de la psicoterapia a través de internet:
-  Apoyo psicológico para cuestiones no clínicas o patológicas sino ligadas a crisis vitales (nacimiento de los hijos, nido vacío, menopausia), cambios (desempleo, deslocalizaciones y expat) y situaciones de la vida diaria: por ej. seguimiento de un tratamiento médico, dejar de fumar, volver al trabajo después de una baja, después de un infarto, pos-cirugías, etc..
- Costo económico menor en relación a la terapia presencial
- Reducción de complejidad a la hora de “cuadrar” agendas: importante en caso de personas que viajan mucho por trabajo o viven fuera de centros urbanos o tiene dificultades de desplazamiento. La terapia online permite mantener el setting y garantizar la continuidad del tratamiento.
- La comunicación no sincrónica (a través de e-mail) permite una elaboración diferente de los contenidos que se trabajan, en algunos casos con mayor claridad .
- Grupos de apoyo terapéutico: Internet a través del chat, skype, redes sociales permite que poblaciones o grupos  especiales: personas con discapacidad, personas con movilidad reducida puedan acceder a un apoyo personalizado y a recursos “en red” .
- Alternativa de seguimiento en las etapas finales de un proceso terapéutico “en persona”
Desventajas:
- Pérdida de las claves que brinda el lenguaje corporal , obliga a centrarse en la voz en el caso de la videoconferencia pero se pierde totalmente el tono y el contexto en el caso del e-mail
- Confidencialidad: a pesar de que existen alternativas y encriptación la confidencialidad puede ser más vulnerable desde el paciente, se recomienda no guardar la información de las conversaciones en lugares que puedan ser accesibles desde fuera , el terapeuta debe exigir que no se realicen sesiones desde lugares de trabajo o semi-públicos (un bar por ej)
- Cuestiones legales: en USA por ejemplo es muy cuestionable el uso del material de la red sobre todo en casos de custodia de hijos y valoraciones de incapacidad.La cuestión se complica en caso de que terapeuta y paciente estén en países o continentes distintos.
- la falta de formación específica de los terapeutas en temas de psicolo´gia del usuario en internet, comunicación virtual, técnicas de diagnóstico en casos online
Conclusiones:
Valorando el nuevo escenario y las ventajas y desventajas de internet en apoyo terapéutico psicológico, apuesto por las posibilidades que brinda. La comunicación “saludable” en la red es el reto de este momento histórico y los aspectos legales y éticos así como profesionales deben ser trabajados, pulidos y controlados para controlar el intrusismo y la mala praxis. Pero como en todo campo de trabajo será la experiencia la que señale las correcciones a realizar.
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EL CIBER ESPACIO Y EL MUNDO EN EL QUE VIVIMOS



El Ciberespacio es una sencillamente alucinación conceptual, es decir algo muy utópico donde a su vez puede ser bueno o malo, un lugar que está en la nada y a la vez está en algún sitio, pues llegamos, accedemos a él pero no tienen un lugar.

La realidad virtual nos permite jugar a creer que somos Dios porque puedes crear todo lo que la imaginación pueda lograr, es decir no hay un límite, y por esa razón los estudiosos consideran el ciberespacio la esperanza de creación y expresión para le nuevo siglo

Las comunidades virtuales surge de la red como agresiones sociales, como una respuesta social que busca un medio de escape y expresión, discutiendo sobre temas de interés que surge como públicos y la relaciones entre ellos y el ciberespacio, es decir su comunicación se traduce en comunión y comunidad.

No hay una alternativa tan perfecta para el futuro del mundo que el ciberespacio y la realidad virtual, pues seguimos viendo en un mundo done no todo es posible y sólo el producto de nuestra imaginación puede crearse en el ciberespacio, por eso lo eruditos profetas del ciberespacio se interesan en lo que han denominado imaginación tecnológica.

El Ciberespacio y la identidad propia.

La identidad de las personas se ha vuelto un tema en discusión con el ciberespacio y la realidad virtual, pues la identidad son componentes que están en nuestro mundo real y el ciberespacio se convierte un mundo en donde lo real se vuelve artificial, que por cierto es lo que domina. Es decir el referente del mundo virtual recae en nuestra realidad inmediata.

La subjetividad en el ciberespacio se expande a través de un circuito cibernético, que conecta cuerpo con la simulación en un tecno vi circuito. Las identidades pueden ser elegidas o modificadas por voluntad propia como por ejemplo en un juego o en una ficción, que al final serán innovaciones del nuevo mundo de la fantasía y de la imaginación.


A pesar que se hace uso de la imaginación, la tecnología contiene mayor peso en estos elementos ya que nos permite experimentar nuevas experiencias como si fueran de verdad, por lo que se le considera a la tecnología como un elemento crucial e importante para el desarrollo de estas nuevas experiencias.

Así pues, las nuevas tecnologías nos permiten liberar al usuario común de la realidad física y de su cuerpo físico, pues nos dan la oportunidad es podemos dar saltos en el tiempo.

Las nuevas tecnologías virtuales nos dan un espacio para rebelarse o crear nuevas alternativas de un nuevo mundo, pero estas alternativas provienen de nuestros actos y de nuestras fantasías inconscientes, de nuestras experiencias positivas y negativas. Estas nuevas alternativas son consideradas como la realidad artificial la cual es diseñada para el puro placer y deseo humano.

Hay un espacio potencial que es el intermediario entre las interacciones y la realidad interior como la exterior.

La comunidad virtual y la identidad colectiva.

La nueva tecnología debería de situarse en una frontera del contexto social y político, pues el mundo esta configurado así, estos dos límites se tocan y se mezclan.

Las comunidades virtuales no pertenecen a un mundo diferente por lo que deben de situarse dentro de nuestro contexto en una nueva cultura y un nuevo sistema político, es decir no puede estar separados del mundo real en el que vivimos.

La interacción virtual depende de ciertos ajustes y adaptaciones para incrementar la dificultad de las circunstancias del mundo contemporáneo, del mismo modo a través de la experiencia virtual se pueden recuperar valores e ideales que se han perdido en el mundo real, es por eso que se perfila como un espacio e posibilidad y esperanzas.

Hay un reconocimiento acerca de que el medio electrónico ha cambiado la forma y la manera en que vivimos pues la existencia del ciberespacio ha llevado a los individuos a comunicarse e identificarse de ciertas formas, transmitiendo un lenguaje universal el cual permite comunicarse en cualquier lado y con quien sea.

El mundo en que vivimos.

Las nuevas tecnologías brindan nuevas posibilidades de recrear, innovar y diseñar un nuevo mundo basado en la utopía con el principio de una nueva esperanza de un mundo mejor.

Es por esto que se debe de colocar a la cultura virtual en el mundo real a través del uso, interacción e interpretación de las nuevas tecnologías,

Con el apoyo de las nuevas tecnologías se pueden crear dos tipos de sociedades:
La primera está basada en los placeres y en el uso continuo de la imaginación, creatividad y los sueños La segunda realidad se basaría en todas las realidades que han sido represivas para la sociedades contemporáneas.

En conclusión, el ciberespacio se nos muestra como una alternativa de creación e innovación, donde se pide generar aquello que en el mundo real parecería imposible o inmodificable, por eso el ciberespacio se inserta en nuestras vidas como una realidad.

EL CIBER ESPACIO ENTRE LA PREVENCION Y EL TRAUMA

¿Será que están justificados los críticos culturales pesimistas (desde Jean Baudrillard a Paul Virilio) en sus afirmaciones acerca de que el ciberespacio, en definitiva, genera una clase de inmersión proto-psicótica en un universo imaginario de alucinaciones, sin las restricciones de una Ley simbólica ni por la imposibilidad de algún Real? Si no es así, ¿cómo detectaríamos en el ciberespacio los contornos de las otras dos dimensiones de la tríada Lacaniana RSI, lo Simbólico y lo Real?

En cuanto a la dimensión simbólica, la solución parece fácil, alcanza con centrarse en la noción de autoría que cuadra en el dominio emergente de las narrativas del ciberespacio, aquella de la “autoría de procedimiento” (1). El autor del medio de inmersión interactivo (en el cual participamos activamente a través del role-playing) ya no escribe argumentos detallados, meramente provee un conjunto básico de reglas (las coordenadas del universo ficcional en el cual nos sumergimos, el limitado conjunto de acciones que tenemos permitidas realizar dentro de este espacio virtual, etc., el cual sirve de base al compromiso activo (intervención, improvisación) de quien interactúa. Esta noción de “autoría de procedimiento” demuestra la necesidad de alguna clase de equivalente de la noción Lacaniana de “gran Otro”: para que el interactuante se involucre en el ciberespacio, debe operar dentro de un mínimo conjunto de reglas impuestas externamente y aceptadas como coordenadas o reglas simbólicas. Sin estas reglas, el sujeto/interactor se sumergiría efectivamente en una experiencia psicótica de un universo en el cual “hacemos lo que queremos” y somos, paradójicamente por esa misma razón, privados de nuestra libertad, atrapados en una compulsión demoníaca. En consecuencia es crucial establecer las reglas a las que nos comprometemos, las que nos guían en nuestra inmersión en el ciberespacio, mientras nos permiten mantener distancia del universo representado. Lo importante no es simplemente mantener el “justo medio” entre los dos extremos (el de la inmersión psicótica total versus la distancia externa no comprometida hacia el universo artificial de la ciber-ficción): la distancia es más bien una condición positiva de la inmersión.

Si debemos rendirnos ante las tentaciones del medio virtual, debemos “marcar el límite”, para confiar en un conjunto de marcas que designan claramente que estamos tratando con una ficción, del mismo modo en que para permitirnos ir a ver y disfrutar de un violento filme de guerra, de alguna manera tenemos que saber que lo que estamos viendo es una ficción teatralizada y no un asesinato real (imagine nuestra horrible sorpresa si, mirando una escena de guerra, viéramos de repente que estamos presenciando un deceso, que el actor involucrado en un combate cara a cara, le está cortando efectivamente la garganta a su “enemigo”...). Contra los teóricos que temen que el ciberespacio implica la regresión a un tipo de inmersión psicótica incestuosa, uno debe entonces discernir con precisión en las improvisaciones actuales, frecuentemente torpes y ambiguas, sobre las “reglas el ciberespacio”, el esfuerzo por establecer claramente los contornos de un nuevo espacio de ficciones simbólicas, en el cual participamos plenamente en la modalidad de negación, es decir, siendo conscientes de que “esto no es la vida real”.

Sin embargo, si esto es lo Simbólico, ¿dónde está lo Real? ¿No es el ciberespacio, especialmente la realidad virtual, el reino de la perversión en su máxima pureza? Reducida a su esqueleto elemental, la perversión puede ser vista como una defensa contra lo real de la muerte y la sexualidad, contra la amenaza de la mortalidad así como contra la imposición contingente de la diferencia sexual: lo que el escenario perverso representa es una “negación de la castración”, un universo en el cual, como en los dibujos animados, un ser humano sobrevive a cualquier catástrofe; en el cual la sexualidad adulta es reducida a un juego infantil; en donde uno no está obligado a morir o a elegir uno de los dos sexos. Como tal, el universo del perverso es el universo del puro orden simbólico, del juego del significante siguiendo su curso, sin las trabas de la finitud humana (2). ¿Entonces, nuevamente, nuestra experiencia del ciberespacio, no encaja perfectamente en este universo perverso? ¿No es también el ciberespacio un universo sin clausura, no perturbado por la inercia de lo Real, restringido únicamente por sus reglas auto-impuestas? En este cómico universo, como en un ritual perverso, los mismos gestos y escenas son repetidos incesantemente, sin clausura final, por ejemplo. En este universo, la negación de una clausura, lejos de señalizar el debilitamiento de la ideología, más bien representa una negación proto-ideológica:

“La negación de la clausura es siempre, en un nivel, una negación a enfrentar la mortalidad. Nuestra fijación con los juegos e historias electrónicos es en parte una representación de esta negación de la muerte. Nos ofrecen la oportunidad de borrar la memoria, de comenzar de nuevo, de repetir un evento e intentar una resolución final diferente. En este aspecto, los medios electrónicos tienen la ventaja de representar una visión profundamente cómica de la vida, una visión de errores recuperables y opciones abiertas” (3).

¿Es en consecuencia, la alternativa final con la que el ciberespacio nos confronta, sumergimos en el ciberespacio al modo de una idiótica compulsión superyoica a la repetición, al modo de la inmersión en el universo de la “no-muerte” de los dibujos animados en los que no hay muerte, en los que el juego sigue indefinidamente, o es posible practicar una modalidad diferente de relación con el ciberespacio en la cual esta idiótica inmersión es perturbada por la “trágica” dimensión de lo real/imposible?

Hay dos usos estándar de la narrativa del ciberespacio: la lineal, laberíntica aventura de un solo camino y la “posmoderna”, indeterminada e hipertextual forma de ficción en rizoma. La laberíntica aventura de un solo camino guía al interactor hacia una única solución dentro de la estructura de una competencia ganador-perdedor (derrotar al enemigo, encontrar la salida). De este modo, con todas las posibles complicaciones y desvíos, el camino global está claramente predeterminado: todos los caminos conducen a una meta final. En contraste, el rizoma hipertextual no privilegia ningún orden e lectura ni interpretación: no hay una síntesis última o “mapa cognitivo”, ninguna posibilidad de unificar los fragmentos dispersos en un marco narrativo abarcativo, uno está irreductiblemente tentado en direcciones conflictivas; nosotros los interactores, sólo tenemos que aceptar que estamos perdidos en una inconsistente complejidad de múltiples referencias y conexiones. La paradoja es que esta definitiva e indefensa confusión, esta falta de una orientación final, lejos de causar una angustia insoportable, es extrañamente reaseguradora: la misma falta de un punto final de clausura sirve como un tipo de negación que nos protege de enfrentar el trauma de nuestra finitud, del hecho de que nuestra historia debe terminar en algún punto. No hay un punto definitivo e irreversible, desde que, en este universo múltiple, hay siempre otros caminos que explorar, realidades alternativas en las cuales uno se puede refugiar cuando parece alcanzar un punto muerto. ¿Cómo escaparemos entonces a esta falsa alternativa? Janet Murray nos refiere a la estructura de la historia “centrada en la violencia”, similar al famoso dilema de Rashomon: el relato de algún incidente violento o traumático (una fatalidad en un viaje de domingo, un suicidio, una violación...) es ubicado en el centro de una trama de archivos-narrativas que lo exploran desde múltiples puntos de vista (victimario, víctima, testigo, sobreviviente, investigador...):

“La proliferación de archivos interconectados es un intento de responder a la pregunta perenne y en última instancia sin respuesta de por qué ocurrió este incidente./.../ Estas historias centradas en la violencia no tienen una única solución como la aventura laberíntica o una negación de solución como las historias postmodernas; en cambio, combinan un claro sentido de estructura de la historia con una multiplicidad de argumentos significativos. La navegación del laberinto es como volver sobre sus pasos; en tanto manifestación física del esfuerzo de aceptar el trauma, representa los repetidos esfuerzos de la mente de seguir retornando a un evento shockeante en un esfuerzo por absorberlo y finalmente sobreponerse a él.”

Es fácil percibir la crucial diferencia entre esta “vuelta sobre la situación desde diferentes perspectivas” y el hipertexto rizomático: la indefinidamente repetida puesta en acto (a) (referida al trauma de algún imposible Real que por siempre resiste a su simbolización; todas estas diferentes narrativizaciones son en última instancia sólo muchas fallas en dominar este trauma, con la contingente ocurrencia insondable de algún Real catastrófico como el suicidio a propósito del cual ningún “porqué” puede servir de explicación suficiente. En una elaboración posterior más detallada, Murray propone dos versiones diferentes de presentificación de un incidente suicida traumático, al margen de esa textura de diferentes perspectivas. La primera es transponernos a nosotros dentro del laberinto de la mente del sujeto justo antes de su suicidio; la estructura es aquí hipertextual e interactiva, somos libres de elegir opciones diferentes, de seguir las rumiaciones del sujeto en una multitud de direcciones, pero cualquier dirección o link que elijamos, tarde o temprano terminaremos con la pantalla en blanco del suicidio. Entonces, en un sentido, nuestra propia libertad de seguir diferentes destinos imita la trágica auto-clausura de la mente del sujeto: no importa cuando desesperadamente buscamos una solución, estamos compelidos a reconocer que no hay escape, que el resultado final será siempre el mismo. La segunda versión es la opuesta: nosotros los interactores, somos puestos en la situación de un tipo de “dios menor”, teniendo a nuestra disposición un limitado poder de intervención en la historia de vida del sujeto condenado a matarse; digamos, podemos “reescribir” el pasado del sujeto de modo que su novia no lo hubiera dejado, o que él no hubiera fracasado en ese examen crucial; aun así, hiciéramos lo que hiciéramos, el resultado es el mismo, así que ni siquiera dios mismo puede cambiar el Destino... (Encontramos una versión de este mismo cierre en una serie de historias de ciencia ficción alternativa, en las cuales el héroe interviene en el pasado de modo de prevenir algún evento catastrófico por ocurrir. Sin embargo, el inesperado resultado de su intervención es una catástrofe aún mayor, como la Making History de Stephen Fry, en la cual un científico interviene en el pasado haciendo al padre de Hitler impotente justo antes de su concepción, de modo que Hitler no nace; como es esperable, el resultado de esta intervención es que otro oficial alemán de orígenes aristocráticos toma el rol de Hitler, desarrolla la bomba atómica a tiempo y gana la Segunda Guerra Mundial).